Autores
Patricia Cifre Wibrow
Palabras clave
Engrama, procesos de consolidación, actualizaciones, Neurociencia, Historia, Constructivismo

18 diciembre, 2012

Cita

Wolf Singer: „Wahrnehmen, Erinnern, Vergessen. Über Nutzen und Vorteil der Hirnforschung für die Geschichtswissenschaft“, en Wolf Singer: Der Beobachter im Gehirn. Essays zur Hirnforschung. Frankfurt am Main: Suhrkamp 2002, 77-86, 78.

“Nuevos descubrimientos neurobiológicos muestran cuán inquietantemente cerca están los recuerdos de las percepciones recientes. Más arriba había señalado que el proceso de fijación de las percepciones en la memoria es lento y que los engramas requieren de procesos de consolidación. De ahí que los recuerdos puedan ser totalmente eliminados si horas o incluso días después del propio proceso de aprendizaje se produce una perturbación del proceso de consolidación. Este efecto se puede desencadenar experimentalmente a través de la interrupción del proceso de síntesis de proteínas en las células nerviosas. Y entonces se produce un descubrimiento completamente inesperado: En el transcurso de un test, una serie de animales aprendieron que determinados logros cognitivos serían premiados. La repetición de los tests demostró que los animales eran capaces de recordar durante meses lo aprendido, y esto de forma altamente fiable. A continuación en una de los tests se bloqueó transitoriamente la síntesis proteínica. El sorprendente resultado fue que los animales perdieron toda memoria de lo aprendido. Ahora bien, esta anulación de la memoria no se produjo cuando el bloqueo proteínico se dio inmediatamente después del proceso de aprendizaje original y sin que se hubieran producido otros tests de consolidación.

Esto significa que a través de la rememoración a la que se inducía a los animales a través de la repetición de los tests los recuerdos ya fijados en la memoria se volvían de nuevo inestables, requiriendo entonces del mismo proceso de consolidación que los engramas primeros generados a raíz del proceso de aprendizaje inicial. En condiciones normales este renovado proceso de consolidación pasa desapercibido, puesto que se produce sin interferencias y de forma eficiente. Dicho experimento significa que tras varias rememoraciones los engramas ya no son idénticos a los originales producidos por el primer proceso de aprendizaje. Lo que perdura no es, por tanto, el recuerdo original, sino las nuevas huellas inscritas a raíz de la repetición del test.

Esto tiene consecuencias de largo alcance por lo que se refiere a la autenticidad de los recuerdos. Si la rememoración va siempre unida a una nueva inscripción en la memoria, entonces hay que tomar en consideración la posibilidad de que a lo largo del proceso de consolidación también se grabe en la memoria el nuevo contexto en el que se recuerda, añadiéndose de esta suerte al recuerdo original. Si esto fuera así, entonces los procesos rememorativos irían siempre acompañados de una actualización de la perspectiva. La perspectiva original se vería condicionada y modificada por todas aquellas otras experiencias acumuladas por el observador después de que se formara el recuerdo original.

Wolf Singer: „Wahrnehmen, Erinnern, Vergessen. Über Nutzen und Vorteil der Hirnforschung für die Geschichtswissenschaft“, en Singer, Wolf: Der Beobachter im Gehirn. Essays zur Hirnforschung. Frankfurt am Main: Suhrkamp 2002, 77-86, 78.

Glosa

Italo Svevo dijo en cierta ocasión que “el presente dirige el pasado como un director de orquesta a sus músicos”. Y, efectivamente, hoy somos altamente conscientes de que todo acto rememorativo entraña un proceso de adaptación de los recuerdos evocados a las necesidades del presente que los convoca.

El experimento descrito más arriba por Wolf Singer, Director del Instituto Max Planck para investigaciones cerebrales de Frankfurt, arroja luz sobre las estructuras cerebrales que están en la base de estos procesos de actualización del pasado. Demuestra que los reajustes sufridos por los recuerdos no obedecen tan solo a mecanismos orientados a ajustar lo recordado a las necesidades narrativas del sujeto, sino que resultan de los propios procesos cerebrales de fijación en la memoria. La transferencia de los recuerdos desde la memoria a corto plazo a la memoria a largo plazo se produce a través de una serie de procesos de consolidación que, por lo que parece indicar dicho experimento, no solo refuerzan lo recordado, sino que también lo transforman. Cada nuevo esfuerzo de consolidación parece entrañar una adaptación de lo recordado al contexto cognitivo del momento presente, de tal forma que finalmente no queda de la experiencia original más que la huella, o la huella de una huella.

La neurobiología cerebral ofrece así una apoyatura empírica a algunas de las teorías centrales del constructivismo. Confirma el carácter altamente inaprehensible de lo que comúnmente se denomina “lo real de la historia”, aunque el énfasis no recae en este caso en el efecto modelizador del discurso, sino en la narrativización de la memoria provocada por las propias estructuras cognitivas del ser humano.